Siguiendo este otro post en el que venía a hacer lo mismo que hoy, te muestro las dos viviendas de un mismo hombre, el hotelero mexicano Carlos Couturier, una en la ciudad, en Distrito Federal y otra, por la que empiezo este recorrido, su refugio de vacaciones en la costa pacífica de su país. Y aunque las dos no pueden tener unos entornos más diferentes, hay muchos nexos comunes entre ambas: ese gusto por los espacios abiertos, las líneas puras, los materiales nobles y un aire masculino, elegante y sofisticado… y la piscina rectangular, apetecible, irresistible.