Esta es la reforma de una reforma… o algo así. Dicen los interioristas que firman la segunda, la re-reforma, que lo que se encontraron en esta casa construida a finales del s. XVIII era una vivienda sin personalidad, bien transformada, con calidad pero sin alma. Y el alma se la han puesto ellos a base de muchas antigüedades, textiles que nos teletransportan a otras épocas, sin perder su toque actual, y estampados en paredes y suelos. Más info en los enlaces del final.